Cada vez que aparece algún indicador sobre competitividad comparando varios países, sea este del Banco Mundial, del WEF, del IMD, etcétera, México va como los cangrejos, ”pa’ tras”. El resto del mundo avanza, particularmente los países asiáticos y algunos latinoamericanos, alcanzando cada vez mayores niveles de productividad, mientras nosotros seguimos parados. Sorprende, por lo tanto, la declaración de la Secretaría de Economía de que en esta materia, la de competitividad internacional de México, “ya tocamos fondo” y que a partir de ahora nos va a ir cada vez mejor. Sorprende esta declaración porque no hay nada en el horizonte que nos haga percibir que así va a suceder. Y no va a suceder porque todos los cambios que se requieren hacer para lograr que la economía sea más productiva están detenidos, están bloqueados por poderosos grupos de interés que buscan proteger sus rentas. Algunos ejemplos.
Hace ya varios meses, el presidente Calderón ordenó a sus secretarios de Estado que se hiciese una revisión a fondo de todos las regulaciones federales y se eliminaran aquellas que no servían y que encarecían, si no es que de plano bloqueaban, la actividad del sector privado Al parecer los secretarios no le hacen caso al presidente porque la tan llevada y traída desregulación está atorada. Los burócratas son especialistas en justificar tal o cual regulación con tal de mantener sus rentas, administrándola discrecionalmente para poder extorsionar al sector privado. Y ya no se diga lo que sucede en los niveles estatales y municipales, donde la carga regulatoria es todavía más pesada. La corrupción está asolando a México.
En materia laboral, la actual legislación y regulación no es compatible con una economía que está abierta al comercio exterior y a los movimientos de capitales. Tenemos una legislación que encarece la utilización de mano de obra, que inhibe el cambio tecnológico y consecuentemente también inhibe la productividad. Se hace una propuesta de reforma a la Ley Federal del Trabajo y la reacción en el Congreso por parte del PRI y del PRD es que no; no va. Y no va porque está en el interés de los líderes sindicales que no se apruebe ninguna reforma que les quite sus rentas.
En materia de competencia económica, y contra todos los pronósticos, la Cámara de Diputados aprobó significativas reformas a la Ley Federal de Competencia Económica y el mismo día en que la minuta fue enviada al Senado para ser ratificada el Senador Beltrones, con muy mala leche, mete su propia iniciativa, lo que hará que sea muy difícil, sino que imposible que se apruebe finalmente la mencionada reforma. Y entonces vale la pregunta, ¿a quién o a quienes le protege sus rentas el Senador?
Ligado con lo anterior, los precios de las telecomunicaciones (telefonía e internet) en México son de los más altos de mundo. Urge una nueva ley en esta materia pero los principales beneficiarios del statu quo ineficiente que les permite apropiarse de cuantiosas rentas se oponen y por lo tanto, en el Congreso esto simplemente no avanza. Y en otro ámbito, ¿por qué el presidente Calderón no aprueba, por decreto, que haya un tercer canal de televisión abierta?
Y así, con todos los cambios que se necesitan para hacer a la economía más productiva bloqueados, ¿por qué dejaremos de perder posiciones en materia de competitividad?
viernes, 28 de mayo de 2010
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