En la reunión de economistas que se llevó a cabo en Huatusco, uno de las conclusiones que resaltó fue que la eficiencia y eficacia de los procesos importan para la productividad y el crecimiento económico. Una economía en la cual los procesos administrativos, de supervisión, operación, producción, etcétera son eficientes tenderá a ser más productiva, por lo que con los mismos recursos el PIB generado es mayor y, con la misma acumulación de factores de la producción, el crecimiento es mayor.
México, sin embargo, es un país en el cual una característica que resalta es su ineficacia e ineficiencia de los procesos, gubernamentales y privados. En materia gubernamental tenemos varios ejemplos. El que se sin duda se lleva el primer lugar por ineficaz es el pago de impuestos federales; imposible hacerlo sin un contador, además de que dos contadores con la misma ley e información del contribuyente obtienen dos cálculos diferentes de lo que hay que pagar. Otro, obviamente, es el de tratar de realizar cualquier trámite en una oficina de gobierno: “pase a la ventanilla 1 en donde le dicen: disculpe usted, no lo puedo recibir porque le falta el sello de la 3; pasa uno a la 3 para que le digan que le falta la forma que le tienen que entregar en la ventanilla 7, debidamente llenada en máquina de escribir (cual principios del siglo XX) o con letra de molde en tinta negra; ya habiendo obtenido esa forma, se regresa a la ventanilla 3 dónde, después de otra larga cola, le informan que la forma que se le entregó en la 7, tenía que haber sido presentada primero en la 8 para ser contrastada con la enorme cantidad de documentos que se le solicitan y, de no haber faltante, sellada. Va a uno a la 8, habiéndose encomendado al santo de su devoción. Por fin, después de varios intentos se consigue el sello de la ventanilla 8, de regreso a la 7, de ahí a la 3 y de nuevo, como al principio, a la 1 para que un burócrata, comiendo una torta de chorizo sobre los expedientes, le informa que ya cerró y que tiene que regresar otro día; mejor cuando haya eclipse total de sol”.
¿A qué viene todo esto? El acta de nacimiento: uno nace y se la expiden, con fecha de caducidad si es del D. F. (kafkiano). Entra a la escuela primaria y se la piden; en la secundaria, va de nuevo, al igual que al ingresar a preparatoria y otra vez en la universidad (la historia acumulada no vale). Entra uno a trabajar y se la piden de nuevo con la cual se hace el trámite ante el IMSS y el INFONAVIT. Si uno es hombre, hay que presentarla en el Servicio Militar Nacional. Si se pide un crédito del INFONAVIT, hay que presentarla de nuevo. Para sacar el RFC, la credencial del IFE así como el CURP hay que presentarla cada vez. Cuando uno se casa o se muere, va de nuevo. Y más estúpidos trámites.
Otra: ¿cuántos números individuales tiene cada quién? Acta de nacimiento, RFC, CURP, seguridad social, pasaporte, licencia de manejo, número de cliente en las instituciones financieras, número de empleado en la empresa, número de socio del club deportivo, etcétera.
¡Pero qué desmadre e ineficiencia de país! ¿Y así queremos crecer?
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