Hasta hace unos pocos años, la economía mexicana era la décima economía más grande del mundo; hoy en día es la catorceava. Mientras una cantidad significativa de países avanzaba, México se ha mantenido prácticamente postrado, experimentado bajas tasas de crecimiento económico. Han sido tres décadas en las cuales el crecimiento del PIB por habitante ha sido, en promedio cercano a cero.
En este escenario, un estudio prospectivo de Price Waterhouse, reportado en este periódico la semana pasada, señala que en el año 2050 la economía mexicana sería la séptima más grande del mundo, alcanzando un PIB absoluto, medido en dólares, por arriba del que tendrían tres de las grandes economías europeas: Gran Bretaña, Francia e Italia. ¿Sorprende? No en realidad dado el tamaño de México tanto por su área geográfica, dos millones de kilómetros cuadrados, como por la cantidad de pobladores. Lo que sorprende es que en la actualidad México no sea ya más grande que esas tres economías europeas, aunque en realidad tampoco debería sorprendernos dado el muy mediocre desempeño que hemos tenido en los últimos treinta años.
Por otra parte, ¿qué tan relevante es medir el tamaño de una economía por el valor absoluto de su PIB? Información para 2009 arrojaba lo siguiente: ajustado por paridad del poder de compra (PPC), la economía estadounidense tuvo un PIB de 14 billones de dólares, China de 9.1 billones, Japón de 4.1, India de 3.8, Alemania de 3 y México de 1.5 billones. Sin embargo, medido en términos de PIB por habitante en dólares ajustados por PPC, la información es la siguiente: Estados Unidos 46,400, China 6,500, Japón 32,600, India 3,100, Alemania 34,200 y México 13,200.
Con la información anterior, queda claro que lo relevante en realidad no es el valor absoluto del PIB sino el PIB por habitante. El PIB de China, en valor absoluto es el 70% del estadounidense, mientras que medido por habitante el de Estados Unidos es 7 veces superior al chino. Así, el PIB de China es tan grande, la segunda economía más grande del mundo, porque es territorialmente el segundo país más grande del mundo (después de Rusia) y tiene la población más grande del mundo. México es, en valor absoluto, la catorceava más grande del mundo pero en términos de PIB por habitante está en el lugar 70.
Hacia el futuro es claro que la economía mexicana seguirá aumentando su tamaño absoluto por dos razones fundamentales: la población seguirá creciendo y cada vez gente se incorporará al mercado laboral, mientras que los tres países europeos señalados experimentarán un estancamiento de su población además de un envejecimiento de la misma. Pero nuevamente, lo relevante no esto sino si el PIB por habitante, como una primera aproximación al nivel de desarrollo económico, experimentará un incremento sostenido.
Y es aquí donde está el meollo del asunto, cómo hacer para que el PIB por habitante experimente un aumento sostenido. Y la respuesta, es necesario seguir insistiendo, se centra en hacer los cambios en el arreglo institucional que deriven en una mayor inversión pero, más importante aún, en un continuo incremento en la productividad de los factores de la producción. El PIB por habitante en México ha estado estancado, a pesar de que en términos absolutos ha aumentado, porque la productividad no se ha incrementado.
O hacemos ya los cambios estructurales que se requieren o de nada servirá llegar a ser la séptima economía más grande del mundo.
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